En busca de la emoción sensitiva.
Ya desde las más remotas civilizaciones sabemos de verdaderos sabios que lograron imaginar cómo obtener y reproducir esta fuente de placer sensorial que es el helado.
Como en toda odisea —y esto no es un cuento— solo los mejores no perecen, pues tienen la tarea de transmitir la tradición. Así ha ocurrido con nuestros abuelos y con nuestros padres, productores artesanos de helados, horchata, granizados y turrones.